Hielo
- Adriana Delgado
- 11 dic 2017
- 1 Min. de lectura
Me quitas el aire, palidece mi alma ante tu desdén
Te vas dejando fuego, me quedo en cenizas
Cierras la ventana del horizonte por rayos feroces del ego.
Un minuto para consumirnos en nuestro vacío, una hora para separarnos, y la vida para castigarnos.
Mi cuerpo caliente, pasa al hielo de tu ironía, me nublo no hay atardeceres, provoco, huyes.
No hay cielos, solo nubes impacientes de soles.
Lluvia refrescante que se convierte en granos de sal.
Atizan heridas y miedos, locos en espera de amaneceres, que lo convierten en ocasos.
No hay culpables, solo ciegos de conciencia que ponen cortinas a lo sublime
No hay sonido, solo corazones rotos.
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