Mujeres al grito de guerra
- Adriana Delgado
- 11 dic 2017
- 2 Min. de lectura

20 Septiembre, 2011.- Contrario al pensamiento colectivo, las mujeres no carecemos de liderazgo. De hecho, lo desarrollamos desde nuestras profesiones y, de manera inmediata, cuando somos madres vivimos, además, en una guerra diaria. De modo que vale la pena explicar por qué luchamos, recordando el intercambio epistolar entre Sigmund Freud y Albert Einstein en 1932 cuando debatieron cuatro preguntas hechas por Einstein en su primer misiva: 1. "¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra?" 2. "¿Cómo es posible que esta pequeña camarilla someta al servicio de sus ambiciones la voluntad de la mayoría, para la cual el estado de guerra representa pérdidas y sufrimientos?" 3. "¿Cómo es que estos procedimientos logran despertar en los hombres tan salvaje entusiasmo, hasta llevarlos a sacrificar su vida?" 4. "¿Es posible controlar la evolución mental del hombre como para ponerlo a salvo de las psicosis del odio y la destructividad?" Freud contesta: "La violencia se contentará con someterlo en vez de matarlo", escribió, Asimismo, admite que dicho régimen es modificado con el paso del tiempo. Hoy existe la sugestión colectiva a través del control de la educación, medios de comunicación y religión, para dirigir, organizar y gobernar emociones y sentimientos de masas Y en torno a las mujeres, en un análisis actual, ¿cuántos elementos nos han querido imponer para no tener las condiciones de desarrollarnos, aun cuando vivimos de guerra en guerra? La primera cuando nos obligan a cumplir con los roles de jugar a "La comidita y a las muñecas", cuando en tu interior quieres descubrir el poder innato de ser líder. Sin embargo, están equivocados: las mujeres desarrollamos liderazgos, formamos nuestros cotos y cuotas de poder, pero, como coinciden Einstein y Freud, estamos sujetas a camarillas para dirigir, organizar y gobernar nuestras emociones y sentimientos. Nos dicen que la victimización es un arte para obtener y mantener el poder. Pero ahora en las mujeres no es así: las crecientes cifras sobre profesionistas dicen lo contrario. En México, por ejemplo, 40% de total de los profesionistas en el país es población femenina. A la tercera pregunta de Einstein a Freud opino: quien no da vida, no sabe de tenerla. Por el contrario, en los hombres, afirmaba Einstein, existe "dentro de sí un apetito de odio y destrucción que permanece en estado latente y emerge en circunstancias inusuales". En las mujeres la guerra es distinta: es silenciosa y contra nosotras mismas. Uno de sus objetivos es liquidar el machismo y no a los hombres. Freud contesta: "la guerra es intrínseca al ser humano, está en su condición humana." Entonces habría que definir como género, como mujeres, para qué guerras estamos preparadas, cuáles queremos enfrentar, cuáles son nuestras y no de otros, cuáles hacemos por egoísmo y miedo, cuáles queremos dar para ganar y cuáles valen la pena.
Estoy convencida de que la de amar y ser feliz es la que debemos enfrentar porque ésta define el éxito y el poder de cambiar escenarios en la vida personal y profesional.