La libertad de Voltaire
El verdadero periodismo es el que investiga e informa los hechos que agreden a una sociedad
El periodismo profesional es el contrapeso del poder y la caja de resonancia de la pluralidad. Su esencia es la información y la narrativa con estricto rigor y ética. Hace eco de una sociedad que tolera cada vez menos la impunidad, exige el castigo de los delitos, desarrollo y convivencia pacífica.
Si el periodismo se desvía, las consecuencias pueden ser devastadoras. Adjetivos a manera de etiquetas y estereotipos, opiniones con el sesgo de una simpatía o antipatía a ultranza, o textos y comentarios que fomentan el odio y la polarización, no contribuyen a dejar a las nuevas generaciones un país sin encono y sin resentimiento. El verdadero periodismo es el que investiga e informa los hechos que agreden a una sociedad.
El análisis y la opinión responsable, basada en información real y comprobada, contribuye a una sociedad más diversa y democrática. A la luz de hechos y evidencias, es sano disentir pero con el respeto propio de la tolerancia y la pluralidad. Ahí no termina el reto. Ya no es suficiente con la exclusiva, la investigación de fondo o el análisis certero. Sin conocimientos de SEO para posicionarla en la red, la información simplemente no existe.
Ahora hay que saber expresarse de manera que el contenido sea localizable fácilmente en los buscadores. Conocer de estrategias en redes sociales es el complemento obliga do junto con el análisis digital del comportamiento de las audiencias, que puede parecer errático si no conocemos las herramientas correctas.
La narrativa transmedia obliga al periodista a entender cómo funciona su contenido en un universo multiplataforma.
El buen periodismo no puede morir porque cumple una función social fundamental, pero su evolución también obliga a la formación de profesionales en especialidades y herramientas cada vez más complejas. ¿Y el papel del Estado? La apertura y la transparencia.
En un mundo como el de hoy, ocultar, evadir o desviar es una mala estrategia que estalla en las manos prácticamente de inmediato. Castigar con el lazo del silencio a un medio de comunicación, considerado afín o detractor, no contribuye a una sociedad libre.
Hay 3 mil 527 millones de pesos en el presupuesto federal, que suelen crecer en porcentajes altos durante el ejercicio, destinados a que el gobierno cumpla su obligación de difundir políticas y programas públicos e información importante para la población.
La regulación y la discrecionalidad en ese gasto es una discusión actual entre la Suprema Corte, el Congreso y organismos civiles. Un medio que certifique su circulación y cobertura, independientemente de sus posiciones editoriales, tendría que ser contratado para la inserción de la publicidad oficial.
Es un ejercicio de transparencia, pluralidad y visión democrática que además apoyaría a una industria que requiere profesionales especializados y bien pagados.
Por Adriana Delgado Ruiz
Artículo publicado en el Heraldo de México
https://heraldodemexico.com.mx/opinion/adriana-delgado-ruiz-la-libertad-de-voltaire/