PRI : Ruido, mucho ruido. 18 años después
Ese año 2000, en el nuevo milenio, el viejo partido había perdido en las urnas; 18 años después, la historia se repite, pero las consecuencias pueden ser más graves en esta ocasión
Eran días de frustración, enojo, tristeza, incertidumbre y de asignación de culpas. Ese año 2000, en el nuevo milenio, el viejo partido nacido en el poder y acostumbrado a detentarlo, lo había perdido en las urnas. Por primera vez, se quedaría sin la dirección natural del presidente de la República.
El que habitaba todavía la residencia presidencial, buscó imponer a un nuevo dirigente. El resultado: la rebelión. Gobernadores, ex presidentes del partido y un grupo de legisladores se opusieron a una “nominación desde Los Pinos”. El liderazgo de entonces permaneció durante el embate de la tormenta, porque mostró su capacidad para conciliar en izquierda y derecha, negociar y evitar una ruptura mayor.
Un gobernador incluso irrumpió en las oficinas partidistas para exigir una dirigencia interina y convocar a una asamblea. “En el partido hay tres corrientes: la que nos dejó, la derrotada y la que no pudo hacer nada”. “Ya no somos gobierno, por lo menos seamos partido” era el clamor.
Tras dos tortuosas semanas, desde el liderazgo, la propuesta planteó distintos retos: legitimidad, recuperar la confianza de la gente, abrazar sus causas, democracia interna, y así, presentar las formas de recuperar lo perdido. Sucedió lo contrario. Se encendió aún más la disputa encarnizada por el control del PRI. Dieciocho años después, la historia se repite.
Quienes se quedan en la derrota, quienes se van para castigar a los que perdieron y no contribuyen con nada al partido, y quienes afilan cuchillos y espadas. Pero con una diferencia. Esta vez, la rebelión se orquestó antes de que siquiera ocurriera la derrota. “Las responsabilidades que tendrá que asumir cada quien, empezando por el ‘primer priista’ y por los funcionarios del gobierno, que junto con los gobernadores de la Generación de la Vergüenza, son responsables de 80 por ciento de rechazo que alcanzaron partido y gobierno”, era el mensaje en las redes cinco días antes de las elecciones.
La consigna que predica esa corriente interna es la refundación del partido. Pero en conflicto, buscando tomarlo por asalto, como hace 18 años. La lección de 2000 y sus consecuencias posteriores parece no estar suficientemente aprendida. Las consecuencias pueden ser más graves en esta ocasión. En aquel 2000, la grave crisis que había ocasionado el error de diciembre de 1994 y el rescate bancario de ese sexenio fueron el marco de la derrota.
El candidato del inicio del milenio, sin embargo, obtuvo 13 y medio millones de votos. El de este 2018, alcanzó apenas 6 millones menos. Los índices de pobreza, delincuencia y corrupción resultaron un lastre muy pesado.
También, y sobre todo, la reforma a los estatutos para abrir la candidatura a un no militante empiezan a reconocerlo y, sin embargo, es previsible que de aquí a diciembre, la exigencia de una refundación del partido no se concrete. Porque, muy a pesar de los duros, todavía hay quien dirige el partido, y no es el actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional.
Por Adriana Delgado Ruiz
Artículo pulicado en el Heraldo de México
https://heraldodemexico.com.mx/opinion/adriana-delgado-ruiz-pri-ruido-mucho-ruido-18-anos-despues/