Amputar los excesos
- Adriana Delgado,
- 12 jul 2018
- 2 Min. de lectura

En el Poder Ejecutivo, la modificación de las normas para ello no tendría mayores problemas de trámite
Se amputa todo lo que no genere un valor público. Se eliminan todos los recursos que se van para alimentar vanidades de los servidores públicos y la autopromoción. La propuesta es el adelgazamiento del aparato burocrático.
En su libro 2018 La Salida el futuro Presidente de México explica puntualmente los ahorros que proyecta. Dice que el mandatario, los secretarios de Estado, diputados, senadores, magistrados y ministros de la Suprema Corte que reciben más de 220 mil pesos mensuales obtendrán 110 mil como sueldo neto y nadie ganaría más de esa cantidad.
En el Poder Ejecutivo, la modificación de las normas para ello no tendría mayores problemas de trámite. Dada la autonomía de los poderes, con respecto al Legislativo y el Judicial, implica acuerdos políticos para la austeridad republicana.
“Con el solo hecho de reducir a la mitad los sueldos de los servidores públicos de cúpula se obtendría un ahorro de alrededor de 70 mil 360 millones de pesos”, indica.
También plantea recortes grandes entre los mandos de alto nivel, iniciando con la eliminación de figuras como la de secretario privado o director general adjunto, hasta quedarse únicamente con el 30 por ciento de las plazas de funcionarios de confianza, es decir de seis mil 244 a mil 827, que incluyen subsecretarios, oficiales mayores, titulares de unidad, coordinadores generales, delegados, directores generales, directores y asesores.
Eso significaría liberar recursos para el pago de muchos más y mejores maestros, policías, médicos, enfermeras y otros servidores públicos que implican beneficios directos y tangibles para la población.
Los recortes pasan por los seguros privados de gastos médicos mayores para altos funcionarios, que calcula en cuatro mil 322 millones de pesos, dinero que el sector asegurador puede percibir impulsando una mayor cultura de la previsión entre sus clientes potenciales.
¿Y la descentralización? El plan indica que únicamente la Presidencia de la República y las secretarías de Gobernación, Hacienda y Relaciones Exteriores permanecerían en la capital mexicana.
La distribución de las dependencias públicas en el resto del país ayudará al impulso de las economías regionales, más allá de la inversión inicial en edificios e instalaciones.
¿Qué sucederá con todo el personal de base? ¿Cuál será la postura de los sindicatos de las dependencias? ¿Es viable el traslado de un porcentaje alto del personal de la Ciudad de México a la nueva sede de su lugar de trabajo? ¿Cuánto tiempo se requiere para concretar movimientos de instalaciones, insumos y personal?
Las primeras dependencias que se mudarán, de acuerdo con los anuncios, son la Secretaría de Turismo, a Quintana Roo, y la de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a Yucatán.
El futuro jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, dice que echarán mano de recursos como jubilaciones anticipadas, permuta de plazas y créditos para vivienda.
La operación de las primeras mudanzas dará las referencias para tener una idea del éxito y el tiempo que requiere una descentralización de esa magnitud.
ADRIANA DELGADO RUIZ
DIRECTORA DE AZTECA OPINIÓN
Artículo publicado en El Heraldo de México
https://heraldodemexico.com.mx/opinion/amputar-los-excesos/