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Adriana Delgado: Olvido, no; ¿Amnistía y perdón, sí?


De la manera más violenta, cruel, Arturo perdió la vida. Su familia vive el dolor más grande que puede enfrentar

Arturo Castagné Thomas no tenía que morir. Era un estudiante, una promesa. Tenía apenas 20 años. Originario de San Rafael, Veracruz, estaba en Puebla donde había asistido a una fiesta apenas el domingo pasado. De regreso al hotel donde se hospedaba, en la entrada, un ladrón lo tomó por asalto y forcejeó con él para robarle el reloj. Le disparó en el rostro.


Así, de la manera más violenta, cruel, alevosa, sin deberla ni temerla, Arturo perdió la vida. Hoy, su familia vive el dolor más grande que puede enfrentar.


Queda clara la idea de una reconciliación social en México y que no podemos vivir en el odio, pero ¿cómo decírselo a un padre y a una madre que deben vivir sin su hijo? Éste es uno de los miles de casos de padres que sufren el peor de los dolores en México. En Veracruz y otros estados, extorsión, secuestro y robo son cosa de todos los días.


En San Rafael, los padres de Arturo son ganaderos y citricultores. Como ellos, hay muchas otras familias en el país que son el soporte de la economía local. Para los delincuentes, asaltarlos o secuestrarlos sin temor alguno por arrebatarles sus cosas y hasta sus vidas ya es cotidiano. ¿La desigualdad y la pobreza son la explicación única de ese nivel de descomposición social? Contradicción clara porque la inseguridad inhibe el desarrollo económico.


Nada más en la primera mitad del año, en Veracruz, hubo 9 mil 458 robos de todo tipo denunciados y mil 91 homicidios. En Puebla, donde Arturo fue asesinado, 16 mil 59 robos y 986 homicidios. ¿Cómo asesinan los delincuentes en México? De acuerdo con el análisis del columnista Alejandro Hope, basado en los homicidios de 2017, 68.4 por ciento fueron cometidos con arma de fuego, 12.3 por ciento con objetos cortantes, 6.7 por ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación y el resto con métodos diversos.


El secretario de Gobernación admite problemas severos en materia de seguridad pública que no se han resuelto debido a una debilidad institucional.


En Coatzacoalcos, los cobros de piso, las extorsiones y los enfrentamientos entre bandas del crimen organizado están dando al traste con la economía local. Empresarios de varias organizaciones y cámaras están exigiendo a las autoridades de Seguridad Pública de todos los órdenes de gobierno que actúen antes de que eso se convierta en una ciudad fantasma.


Perdón, sí; olvido, no, plantea el titular de la próxima administración federal en su búsqueda por pacificar al país. La propuesta no tiene todavía una forma definida porque se la darán con los resultados de los Foros por la Pacificación.


Por supuesto, olvidar es imposible. Pero ¿perdonar hasta qué punto? ¿A quiénes sí y a quiénes otorgarles una amnistía? ¿Qué sí y qué no es un delito grave? Algunas líneas ya están definidas, dice el próximo secretario de Seguridad Pública federal.


Los crímenes de lesa humanidad no entrarían al régimen de amnistía, como la desaparición forzada, las ejecuciones sumarias, masacres y torturas, además de otros como feminicidios, trata de personas y trata de migrantes. ¿Y la muerte de un joven en un asalto? Hay mucho dolor en muchas almas. Muchas heridas que no sanarán. Muchas familias lastimadas. Muchas preguntas sobre la mesa.


ADRIANA DELGADO RUIZ

DIRECTORA DE AZTECA OPINIÓN

@ADRIDELGADORUIZ


Artículo publicado en el Heraldo de México

https://heraldodemexico.com.mx/opinion/adriana-delgado-olvido-no-amnistia-y-perdon-si/

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