Veracruz y la Cuarta Revolución Industrial
- Adriana Delgado
- 14 sept 2018
- 2 Min. de lectura

Hoy nuestros productos para el comercio internacional son los agrícolas, que seguirán siendo competitivos sólo en la medida en que se tecnifique el campo
La expectativa para que la ampliación del Puerto de Veracruz entre en funcionamiento en 2019 es enorme, y más en el marco de un Tratado de Libre Comercio actualizado. No sólo tendrá mucha más capacidad de operación, sino que la tecnología tendrá un papel fundamental. El mecanismo de contratos inteligentes permitirá que, en cuanto se registren, se desencadenen en automático todos los procesos logísticos, aduaneros y demás, con una transparencia a toda prueba.
El soporte es la tecnología Blockchain, que significa cadena de bloques. Permite la transferencia de datos digitales con una codificación muy sofisticada y segura, que no requiere de un intermediario centralizado que identifique y certifique la información, sino que está distribuida en múltiples nodos independientes entre sí, justo como una cadena de bloques.
Una vez introducida, la información no puede ser borrada. Sólo es posible añadir nuevos registros, que únicamente son validados hasta que la mayoría de los usuarios lo haga. Junto al nivel de seguridad que proporciona este sistema frente a hackeos, otra gran ventaja es que aun si la red se cayera, con que sólo uno de los nodos no lo hiciera, la información o el servicio nunca se perdería. La tecnología Blockchain es tan confiable que la criptomoneda Bitcoin está basada en ella.
Hasta aquí todo muy bien, pero ahora preguntémonos: ¿no es acaso un desperdicio prepararnos para tener acceso a un mercado internacional tan importante como el del TLC y venderle únicamente materias primas y maquilas, en vez de productos con alto valor agregado y patentes propias? Justamente, el concepto central de la revolución 4.0 es la mecanización de los procesos. Robots en vez de obreros, algoritmos en vez de empleados, máquinas en vez de personas. El Banco Mundial dice que México y China serán los países más afectados, porque su ventaja competitiva, que es la mano de obra barata, será desplazada muy rápido por sistemas automatizados e inteligencia artificial.
Como si ese no fuera un gran problema, hoy nuestros productos para el comercio internacional son los agrícolas, que seguirán siendo competitivos sólo en la medida en que se tecnifique el campo, y el petróleo, cuya extracción requiere cada vez más de la transferencia de tecnología de otras naciones, porque el que queda hay que sacarlo de entre las piedras o de lo más profundo del mar.
El proceso mundial de transformación sólo beneficiará a los capaces de innovar y dar valor agregado a sus productos. ¿Cómo vamos en ese aspecto? Bueno, hace años que soñamos invertir, aunque sea el 1% de nuestra economía, en ciencia y tecnología. Actualmente destinamos entre 0.50 y 0.55% del PIB. El propósito del próximo gobierno es que “el presupuesto para ciencia y tecnología, en el peor de los casos, no se reduzca o se mantenga en términos reales, pero nunca habrá un presupuesto por debajo de la inflación en dicha materia”. Mientras, también exportamos muchos cerebros. Como si aquí no hicieran falta, al igual que un plan bien estructurado.
Articulo publicado en el Heraldo de México. 13 de septiembre de 2018
https://heraldodemexico.com.mx/opinion/veracruz-y-la-cuarta-revolucion-industrial/