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A ella le gusta la gasolina

No es tranquilizador, de hecho pone de nervios cada que hay una promesa política o gubernamental de que no subirá la gasolina. Retrasado indefinidamente el objetivo de la autosuficiencia que habría permitido bajar el precio a 10 pesos, el siguiente compromiso fue que el combustible no aumentaría más que la inflación. ¿Se cumplió? Sorpresivamente, sí. No se siente como poco porque no lo es: la inflación también ha subido vertiginosamente.

El precio de la gasolina inició el sexenio en 19.31 pesos y de acuerdo con PetroIntelligence el precio promedio ahora es de 24.10, lo que significa un incremento de 24.81 por ciento, mientras que la inflación acumulada es de 32.02 por ciento, según los datos del Inegi y el Banco de México.



Comparando, sí es verdad que este es el sexenio en que la gasolina ha subido menos en lo que va del siglo. Con Enrique Peña Nieto, el aumento acumulado fue de 89.31 por ciento; con Felipe Calderón, 53.38 por ciento y con Vicente Fox, 32.21 por ciento.


El 24.10 por ciento acumulado en la administración actual se siente más oneroso porque el bolsillo de los mexicanos se ha visto muy ahorcado por el encarecimiento de cosas tan básicas como los alimentos, que han alcanzado aumentos anuales incluso de dos dígitos.


La siguiente pregunta es: ¿alcanzaremos realmente en algún momento la autosuficiencia que permita bajar el precio de la gasolina?


El reto es grande. El costo planeado original de la construcción de la refinería de Dos Bocas era de 8 mil millones de dólares y terminó siendo de 16 mil 816 millones, más lo que termine necesitándose adicionalmente hasta que produzca los 340 mil barriles diarios para los que está diseñada y que representan el 20 por ciento de toda la gasolina que se consume en el país.


El cálculo del propio director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, es que aún con la producción de la refinería de Deer Park, en Texas, y la rehabilitación de las otras seis que hay en territorio nacional, México quedará 77 mil barriles diarios de gasolina por debajo del objetivo de autosuficiencia, es decir, seis por ciento.


¿Simple? De ninguna manera. La próxima administración federal recibirá a Pemex en condiciones financieras muy complicadas. Al cierre del primer semestre de este año, su deuda con proveedores y contratistas alcanza los 362.5 mil millones de pesos. Los proveedores de la empresa estatal son la base de la economía en las zonas petroleras del país. Al no recibir sus pagos y llegar al punto de la quiebra, muchas familias quedan hundidas en la indefensión y la pobreza.


Más aún, el total de las obligaciones a corto plazo de Pemex asciende a 1 billón 13 mil 309 millones de pesos, equivalente al 4.3 por ciento del PIB, que por supuesto está muy lejos de estar en capacidad de solventar por sus propios medios. Sin embargo, cualquier señal de falta de pago puede ocasionar consecuencias muy severas en el manejo de todos sus pasivos y afectar incluso la calificación de la deuda soberana de todo el gobierno mexicano.

En la administración actual, Pemex ha recibido 1.5 billones de pesos del presupuesto público, entre transferencias y reducción de su carga fiscal, sin mejorar significativamente su salud financiera. La estrategia hacia adelante es uno de los grandes retos para el gobierno entrante.


POR ADRIANA DELGADO RUIZ

@ADRIDELGADORUIZ

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