Apoyo a sus familias, no al gobierno
Hoy, muchos se van más bien por la violencia y las extorsiones con que el crimen organizado tiene azotadas a muchas regiones del país.
¿Por qué sigue exhibiéndose desde el poder como un logro digno de fanfarrias la llegada de cada vez más remesas y romantizándose la idea de exportar migrantes a Estados Unidos? En realidad, ambos fenómenos son evidencia clara del fracaso del Estado mexicano en crear oportunidades de desarrollo dentro de nuestro territorio, en brindar seguridad a las personas y en erradicar la violencia.
Y la ironía. El crimen organizado utiliza también el mecanismo de las remesas para lavado de dinero hormiga.
Poniendo El Dedo en la Llaga, la exembajadora Martha Bárcena explica que hay comunidades en que las cantidades de envíos no corresponden con la poca población.
Tradicionalmente, el cruce de mexicanos al norte siempre tuvo un enfoque de oportunidad económica, desde el Programa Bracero de 1942, pasando por las más severas crisis económicas que enfrentamos en 1982 y 1995. Su solidaridad no es con el gobierno que los dejó a su suerte, sino con sus propias familias.
Hoy, muchos se van más bien por la violencia y las extorsiones con que el crimen organizado tiene azotadas a muchas regiones del país.
Hace pocos días, una investigación periodística documentó que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos procesó 3 mil 507 solicitudes de asilo por parte de ciudadanos mexicanos en 2023, mediante el recurso ‘claims of credible fear’ (afirmaciones de miedo creíble).
En número suenan muy pocas, pero el dato verdaderamente sintomático es que son 564 por ciento más que las 528 del año anterior.
¿Por qué no hay multitudes desbordadas de esas solicitudes? Porque documentar el miedo creíble, incluso en esos niveles, es legalmente muy complicado. De hecho, el asilo se concede únicamente en el 10 por ciento de los casos, en promedio.
Para dimensionar la salida de mexicanos buscando huir de la violencia y en busca de oportunidades, la Patrulla Fronteriza detuvo a 307 mil personas que intentaron cruzar la frontera estadounidense en 2023. De ellas, 75 mil eran de ciudadanía mexicana.
¿Es todo? Por supuesto que no.
Un fenómeno mucho más catastrófico del que casi no se habla, es la migración interna. El desplazamiento forzado en México está creciendo exponencialmente.
La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos documentó 45 casos de comunidades enteras que tuvieron que salir huyendo de sus hogares por culpa de la violencia en 2023, en Michoacán, Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Baja California.
El 25 por ciento de las personas atendidas en albergues de 12 ciudades fronterizas llegaron ahí justamente huyendo de esa clase de violencia, no sólo por culpa del crimen organizado sino también de grupos de autodefensa y paramilitares.
Estos datos indican que “detrás de cada desplazado hay una omisión de los tres niveles de gobierno”, lamentó Rocío González Higuera, quien al inicio del año dejó el cargo de titular de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, de la Segob.
En lo que va de este 2024, la situación no es distinta. Sólo recordemos el enfrentamiento de siete horas a balazos entre el cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación en el ejido Nuevo Morelia, en Chicomuselo, Chiapas.
¿Hasta cuándo seguirá México hundido en tanta violencia?
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MÁS LLAGAS: Luego de una cirugía de cadera que la alejó de las apariciones públicas, la morenista Clara Brugada ya se prepara para retomar su agenda y el arranque de su campaña por la Jefatura de Gobierno capitalina.
POR ADRIANA DELGADO RUIZ
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