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Disputa por la economía moral

¿Y sí? ¿Está el Banco de México en manos de funcionarios que no están con el pueblo sino son “neoliberales” y tecnócratas? La discrepancia del jefe del Ejecutivo Federal ya está en el punto de que propondrá al Senado a un economista partidario de la economía moral para encabezar el banco central. Revisemos el desempeño de la institución sin apasionamientos:

El desacuerdo más acentuado se dio desde abril de 2020, cuando el Ejecutivo Federal pidió al Banco de México un adelanto del remanente cambiario producido en los primeros meses de ese año para enfrentar los primeros estragos que la pandemia ya estaba ocasionando en la economía y recibió un no por respuesta.

La ley no permite a la Junta de Gobierno del Banco hacer eso, para empezar porque ese remanente, si es que lo hay, es producto de lo sucedido en el balance de todo el año fiscal. De hecho, en los 27 años de autonomía del Banxico, únicamente ha habido remanente en 10 ocasiones, la más reciente en 2016.


¿Qué pasó en 2020? Hipotéticamente en abril, cuando el gobierno solicitó el adelanto, habría recibido unos 400 mil millones de pesos dado que el tipo de cambio entonces estaba en 23.92. Para diciembre, el peso ya se había fortalecido y revaluado a 19.90, lo que también significó que el valor en moneda nacional de los activos internacionales del Banco de México redujo su valor.


¿Es malo? Por supuesto que no. Poniendo El Dedo en la Llaga, el subgobernador del Banxico, Jonathan Heath, quien llegó al cargo a propuesta del presidente López Obrador, explica que esa revaluación le ahorró al país 3.9 por ciento del PIB en deuda pública. Es decir, el gobierno no recibió 400 mil millones de pesos, pero se ahorró 900 mil millones. Además, cabe decir que si el gobierno hubiese recibido un remanente no habría podido utilizarlo para paliar la emergencia porque las disposiciones legales establecen específicamente que debe usarse 70 por ciento para pagar deuda y el resto para el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios.


¿Aun así hubo “chanchullo”? El Banco sí tuvo al final de 2020 una utilidad de 165 mil millones que no entregó porque, de acuerdo con la ley, utilizó el dinero para amortizar las pérdidas acumuladas en años anteriores, y una parte más pequeña en incrementar sus reservas de capital que permanecen por debajo de lo marcado por la legislación.


El mandato legal del Banco de México está en sintonía con la economía moral: su prioridad es preservar el poder adquisitivo del dinero manteniendo controlada la inflación en un promedio de tres por ciento.

Hoy sí tenemos un problema inflacionario: 6.08 por ciento, de acuerdo con el reporte más reciente, que es el doble de la meta y la más alta desde 2017, aunque se explica principalmente porque la comparación con los precios de hace un año, cuando la economía básicamente no se movía, arroja ese efecto.


Los precios de los energéticos han aumentado considerablemente, aunque son una de las prioridades de la actual administración y la sequía también ocasionó el alza en algunos productos agrícolas, lo que también nos recuerda que no debe hacerse a un lado la lucha contra el cambio climático. Nada de eso es atribución institucional del Banco de México.


Lo que sí tiene es la herramienta principal para combatir la inflación, que es establecer la tasa de interés. Al inicio de la pandemia, en febrero de 2020, estaba en 7 por ciento y ha tenido una baja sostenida hasta el 4.25 actual como una manera de impulsar la recuperación económica.


Unas por otras. El balance, visto técnicamente, es favorable. ¿Economía moral o no?

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