Justicia tardía

Pasados cinco años, apenas comienza a verse de lejos una luz de justicia, en un camino lleno de obstáculos.
El grave accidente laboral que sufrió Karla, ingeniera mecatrónica, en la planta de Ternium en Monterrey, fue el inicio de este largo y tortuoso camino. La empresa buscó ocultar la ausencia de medidas de seguridad industrial, dio a Karla una atención médica absolutamente deficiente, intentó culparla, la despidió sin justificación y ha buscado evadir a la justicia todo este tiempo.
Hace pocos días, el 22 de septiembre, su abogado, Luis Alfonso Cervantes, le informó que el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil en Monterrey nos otorgó el amparo para que el juicio continúe, luego de que el Juzgado Primero de Juicio Civil Oral del Primer Distrito Judicial en Nuevo León lo había detenido incorrectamente.
¿Cuál había sido su argumento? Que, a su parecer, dos firmas de Karla hechas en la misma fecha y lugar, en documentos presentados al mismo tiempo, no eran suficientemente iguales. Su resolución quedó invalidada al considerarse incongruente e ilegal dado que no hubo siquiera un perito en caligrafía y grafoscopía que la avalara.
Pero así se las gasta Ternium y su red de complicidades y corrupción. El viacrusis que ha enfrentado durante cinco años es testimonio vivo de ello. Inicialmente, la demanda había sido presentada en el Juzgado Vigésimo Séptimo Civil de la Ciudad de México, donde Ternium tiene su domicilio corporativo. Ya avanzado el juicio en la etapa de pruebas, la empresa alegó que el proceso debía realizarse en el juzgado competente en el lugar de los hechos.
El juzgado lo avaló, pero no envió la notificación mediante nuestro abogado, como debe hacerse, sino vía electrónica, sin aviso previo, para ganar tiempo. Mientras hacíamos una amplia investigación para saber a dónde había sido enviado el expediente, el Juzgado Primero de Juicio Civil Oral desechó la demanda con el argumento de que Karla no se presentó en tiempo a su audiencia. Sí, es la misma instancia que después, en esta nueva etapa del proceso, argumentó lo de las firmas.
Lo siguiente fue un juicio de amparo que también fue desechado por el Juzgado Quinto de Distrito en Materia Civil y de Trabajo en el Estado de Nuevo León, así que presentamos una queja ante el tribunal colegiado que determinó reponer el proceso y dar a mi hija la posibilidad de obtener justicia.
Tuvo que esperar el inicio del nuevo juicio hasta que se desahogaran otros 47 asuntos pendientes. Ya iniciado el proceso, el proceder insistente e ilegal del juzgado para detenerlo hace que tengamos que recurrir al tribunal para solicitar revisiones y amparos. ¿Cuántos años más hasta que se haga justicia?
Karla resbaló con bolas de polvo de hierro de reducción directa a muy alta temperatura, esparcidas en el piso, en un patio donde no había señalamientos de precaución, ni barandal, ni equipos de primeros auxilios en 400 metros. Aún con su equipo completo de seguridad puesto, el hierro fundió las botas con su piel, ocasionándole quemaduras y lesiones que la mantuvieron ocho meses en el hospital y requirieron diez cirugías.
Recibió las primeras asistencias en una raquítica instalación médica de Ternium, sin el equipo y personal especializados. El director, Máximo Vedolla, fue a verla para tratar de culparla y amedrentarla. Quince días después del percance, Karla fue despedida y ha intentado deslindarse legalmente de la responsabilidad durante todo este tiempo.
Así se las gasta Ternium. ¿Y la justicia?
POR ADRIANA DELGADO RUIZ
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