Ramírez de la O
Una inflación de 5.8% que terminará el año en 5, muy por arriba del objetivo. Una tasa de desempleo que no recupera los niveles de la prepandemia y se redime con lentitud: sólo 38 mil 961 puestos de trabajo formales generados en mayo, muy por debajo de las expectativas oficiales. Inversión productiva que llegó a ligar 25 meses de caídas en medio de desacuerdos continuos entre el gobierno y la Iniciativa Privada.
Este es el panorama que enfrentará Rogelio Ramírez de la O cuando tome posesión como secretario de Hacienda. Los mercados reciben la noticia con optimismo porque es un economista de mucho prestigio. Consejero y consultor de grandes empresas multinacionales, con una visión global sin hacer de lado el aspecto humanista.
De su tío abuelo, Genovevo de la O, general que luchó al lado de Emiliano Zapata y sus ideales, tiene esa sensibilidad social que reforzó con su formación académica en la UNAM y en Cambridge.
Las decisiones económicas no son permanentes sino basadas en la realidad del momento. La llegada de Rogelio Ramírez de la O a la SHCP se lee justo como el golpe de timón que se necesitaba para reencausar el rumbo.
En el primer tramo del sexenio, la cancelación del aeropuerto de Texcoco y las leyes de hidrocarburos, y de la industria eléctrica que vuelven al estatismo, enviaron a los mercados una señal muy negativa de desconfianza.
Ahora venimos además de una crisis agudizada por la pandemia. Otros países apostaron por apoyar a las micro y medianas empresas con estímulos fiscales y económicos. A su llegada, el gobierno de Joe Biden no dudó en gastar y acordar lo necesario para vacunar a todos sus ciudadanos y acelerar así la recuperación económica.
En México las empresas pequeñas y los negocios familiares de la clase media aspiracional fueron dejados a su suerte.
Las primeras muestras del golpe de timón ya se ven. Previo al anuncio del nombramiento de Ramírez de la O, la reunión del presidente López Obrador con los empresarios más poderosos del país sirvió para limar asperezas y devolver la certidumbre tan necesaria para avanzar. Entre el T-MEC y la guerra comercial entre EU y China, hay por lo menos 100 mil millones de dólares de inversión extranjera que estarían listos para llegar a México con las condiciones correctas.
Hay compromisos sobre la mesa: no aumentar impuestos, abrir la llave del gasto público y combatir la corrupción para reconstruir y fortalecer la confianza.
¿Continuará Ramírez de la O con más cambios sustanciales en la estrategia? Tiene la gran ventaja de conocer muy bien al presidente López Obrador, a quien ha asesorado desde que fue jefe de Gobierno.
Más allá del asistencialismo, ¿reorientará el gasto también hacia la inversión pública que genere más infraestructura para la llegada de inversiones privadas con su andanada de empleos y desarrollo? Rogelio Ramírez de la O es una carta fuerte y así lo reciben los mercados nacionales e internacionales.
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